16 julio, 2011

No nos moverán

A horas del descanso de mente, cuerpo y alma. Bien merecidas, como casi todos. No ha sido un año fácil, ha estado cargado de duros e irresistibles retos que los he visto alcanzados o no, según mi paciencia, perseverancia e interés. Es el momento de dedicarme a mí misma, a estar libre de obligaciones por unos días, de dejar de morder mi bolígrafo de la oficina y de escuchar ese odioso timbre de teléfono que tanto agrava mis jornadas laborales. 

Este año visitaré el famoso Balcón de Europa.  

Nueva andadura

Siempre tuve la idea de tener mi propio blog. Veo, quizás, con demasiada frecuencia el uso de los bloggers en la red. Algunos odiosos, otros no tanto, infinidad de ellos. No tengo ninguna finalidad ni ninguna cualidad que no pueda tener nadie, la única vía que me lleva a escribir y a emprender esta nueva andadura son las ganas de esforzarme y pasar el tiempo ocioso; que justo es lo que más me sobra en estos momentos de mi vida. 

Lo siento, no me presenté. Parece ser que un cuarto de siglo no deja indiferente a nadie. Es un momento en el que uno se para, hace balance de lo que tiene conseguido y de lo que aún le queda por conseguir (que no es poco) en esta corta y fugaz vida. Aún recuerdo lo que quería ser de pequeña, aunque sea un poco subrrealista para aquellos que me conocen. El hecho de que quisiera descuartizar a cochinos y de no tener reparo en ver bíceras, tripas y desechos de animal hace que te des cuenta que soy muy distinta a aquellos años. Yo por lo pronto no puedo decir que esté donde pensaba que estaría, pero admiro lo que me rodea.